Ecos de Leyendas

Ecos de Leyendas
Primer trabajo publicado dirigido a todos los amantes de la literatura épico-fantástica que quieran embarcarse en algo nuevo. El nacimiento de una posible saga la cual ya ha logrado atrapar incluso a un público ajeno a este género por su frescura, diversidad de personajes, tramas y el haber acabado con ciertos clichés de esta literatura con su fluidez. Para más información pincha y entra en la página de faceboock, la sinopsis y trailers hablarán por sí solos.

martes, 5 de febrero de 2019

Un Amanecer

Después de una tormenta
Llega la calma,
Después de una larga noche
Un nuevo amanecer,
Y tras el frío que padeció mi alma
Un calor la llega a envolver,
Es un calor especial
Atraviesa distancias
Ríos, valles, montañas,
Para poderme encontrar
Para entrar en mi pecho
Y mi corazón cautivar.
Ese calor es más intenso
Cuánto más me acerco,
Me hace reír, vivir, avanzar...
Más luego en la intimidad...
El calor se torna fuego
Magma de un volcán
Imposible de sofocar.
Eres cociente
de todo cuanto puedes provocar,
Con una mirada
el cielo alcanzar
Con una caricia
Mi piel erizar
Hasta mi respiración logras...
Entrecortar
Y mi cuerpo llega a vibrar.
¿Cómo somos tan distintos
Y encajamos tan perfectamente?
Me siento como el sol
Enamorado de la luna
Añorando el próximo eclipse
Este pasa fugazmente
y vuelven a separarse.
No puedo detener los astros
El sol y la luna volverán a distanciarse
En cambio nosotros siento...
Que nos acercamos cada vez más...
Hacia un eclipse total.
Tampoco puedo detener el tiempo
Pero lo que sí puedo es...
Cada caricia, cada beso, cada instante de cada momento de cada dia...
Inmortalizarlo.
Te reconocí en cuanto te ví,
Puede que de otra vida
Un fuego tan intenso
no prende en tan solo un día
Doy gracias por encontrarte
Por lo que aportas a mí vida
Por leer y ser tu palabras
Las primeras cada día al despertarme
Y las últimas al acostarme,
Y porque sólo cuando te tengo...
Entre mis brazos me siento en casa,
Si, me siento en casa
Y que toda mi soledad fué un mal sueño...
Del que tú me despertaste
Para regalarme tu calor,
Tú amor y tú sonrisa,
Y es lo que quiero...
Cada día de mi vida
Te amo Lía.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Si nos amamos

Había olvidado que se siente
Cuando nace un sentimiento
Es algo que te toca...
Desde dentro
Tras un corazón abierto
Y un alma vacía
Ves salir el sol
De un nuevo día
El cielo está aún nublado
Ha habido tormenta
Está todo mojado
pero pronto estará despejado
Y saldrá el sol...
Para amarnos
Para caminar juntos de la mano
No separados
Porque ni la distancia ni el tiempo...
Marchitan un amor verdadero,
Este es joven
Aún está creciendo
Pero como esplicas sino lo que siento,
Lo que siento en tu ausencia
Lo que siento al estar contigo
Me alimento de cada sonrisa
Me alimento de cada mirada
Y entrego a tí...
Mi alma
No es mucho lo que ofrezco
Y a la vez es todo un universo,
Claro que es complicado
Pero si algo merece la penas es amar...
Y ser amado
De cerca siento que no puedo controlarlo
Me vuelves fuego
Incapaz de sofocarlo,
Mas luego al separarnos
Me falta el aire
Y siento miedo y temor
Como ya te dije
El sentir a de ir de la mano de la razón
Por el mismo camino
Sin bifurcación
El camino que me llevéa tu corazón
Este camino no está asfaltado
Me topo con piedras maleza y ramas
Al atravesarlo
Más no habrá obstáculo
Que pueda pararnos
Si es verdadero...
Si nos amamos.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Reencontrarnos

Cuando te pienso
Te siento
Cuando te siento
Te sueño
Cuando te sueño
Me desvelo,
Me despierto en una fría cama,
Sin sentir calor
Sin ver tu cara
Me asomo a mí ventana
A mirar las estrellas
Buscando ese brillo
De tu mirada,
pero ninguna se compara
Con la luz de tus ojos,
Cuando me desnuda el alma,
Tus cálidas manos
Recorriendo mi espalda,
A la vez que tus labios...
Sollozan
ya no hablan
Ahora hablan nuestros cuerpos,
Convirtiendo en uno...
Nuestro aliento,
No puedo evitar morderte,
Si encuentras algo así
lo agarras con uñas y dientes,
Fue fugaz como ha pasado,
Pero en mi memoria
Está grabado
Grabado para siempre
Jamás podré borrarlo
Y solo ansío...
Volver a reencontrarnos .

Lía

Lía

Me he dado cuenta
que tenía que mirar tus ojos
Antes de ir a dormir,
Aún no sé discernir
Si causan calma tempestad o ambas...
Dentro de mi,
Y si llegara a necesitar verlos
Para que mi corazón volviera a latir,
No sé si me perdería en ellos...
O te encontraría a ti,
No son mares en calma
Son como océanos
Aún por descubrir
Solo sé que mi alma
Dormirá más abrigada
Con ese verde
Color esperanza.

martes, 17 de julio de 2018

Mil y una caricias efímeras

Mil y una caricias efímeras

Tú corazón voló
No lo vi llegar
anduve en un infierno
al tú no estar
mil y una noches lloré
Más mi corazón
No se permitía vacilar
Pues me repetía a mi mismo
"Lo nuestro es verdadero
La puedo reconquistar"
Mil y un días luché
Pero más se alejaba
Escusas, reproches,
Nada bueno quedaba
Entonces me di cuenta
El amor no siempre gana
Por más que doliera
Y con un nudo de garganta
Dejé mi casa
Pues una casa sin amor...
No es un hogar
Mil y un días luché en una batalla
Sin saber que la guerra...
Ya había acabado.
No viviré una mentira,
¿Porqué niegas la verdad de lo que sientes?
¿Acaso no merezco la verdad?
La mentira angustia
Hiere, duele,
Te impide respirar
¿No es más compasivo
El dulce dolor de la sinceridad?
¿Acaso es mejor ser ignorante
Y que la ignorancia dé la felicidad?
Pero te conozco demasiado
No me puedes engañar
Pues el puzzle
En la mesa está
Y solo falta una pieza
La que no quiero encajar
Porque temo que al ponerla
No albergue esperanza ya
Esto
No lo escribe un loco
Tan solo alguien que sabe lo que siente
Y que siente...
Lo que sabe.
Un día vinistes
como si nada hubiera pasado
Mil noches vacías
Y un corazón resquebrajado
Ni un lo siento
Pero si un te amo
¿Y cuántas veces desde que regresaste
Te he dicho yo esas palabras?
Como contestación...
Solo una sonrisa
Has esbozado
¿Porqué yo con tan solo una caricia
Siento mil cosas...
Y tú con mil mías solo una?
"Que agusto"
Se te escapa,
Solo agusto
En nuestra cama
Lo fácil es vivir "agusto"
Pero la comodidad
El amor no cambia
Y de mientras
Una llama se apaga
Ésta no arde
Si no es alimentada
La caricia que de tí recibo
Está vacía
Y pronto al no ser la que eras
Llegará el día
Que al sumarle las mil mías
Nos dé mil y una
Caricias efímeras.

viernes, 1 de diciembre de 2017

EL REY DE MI INFIERNO

       
                                             


                                             EL REY DE MI INFIERNO
                                                    
                                                       PROLOGO

 Cuentan las leyendas que hay un mundo sobre este, algo más allá, que no se siente, que todos y cada uno de nosotros tenemos un cielo o infierno esperando, uno para cada uno, ¿qué más da cuando? cuentan que allí el tiempo es efímero, que si morimos un segundo, serían días, en ese mundo, esto es una advertencia, pues todos habéis pecado, mirar en vuestra consciencia,  no sigáis este camino, pues ya está escrito vuestro destino, más no querréis veros atrapados, en estos infiernos, y quemados, esto es un viaje al inframundo, hacia la raíz de tu alma, lo profundo, donde verás reflejado, los miedos que anuncian tu pecado.














Capítulo 1
                                                            DANIEL

 Daniel estaba plácidamente en su cama, profundamente dormido, no captaba nada más allá de si, este comenzó a tener un sueño, en un comienzo fue lo normal, una fiesta en una mansión lujosa, la celebración con su equipo de haber cerrado un buen negocio, prácticamente lo que venía siendo su día a día desde que había entrado en el negocio del ladrillo, hubo un tiempo en que esto no fue así.
Daniel fue un joven que desde temprana edad trabajó muy duro para ganarse la vida, aquí y allá, donde fuese y fuera en lo que fuera, tenía coraje, tanto así que estando trabajando de soldador en la estructura del tejado de una fábrica tuvo un trágico accidente, o puede que no tan trágico, Daniel estuvo varios meses con las piernas rotas por distintos sitios, durante este tiempo vio la televisión y jugó al ordenador, hasta que no pudo pagar sus facturas de la luz, entonces empezó a leer, pero los libros que tenía no les llenaban demasiado, así que con ese coraje que caracterizaba, Daniel este empezó a escribir un libro, su libro Ecos de Leyendas le llenaría en un futuro de fama y dinero, de falsos amigos, perdiendo por arrogancia los de verdaderoa, hizo muchos contactos importantes posicionados en puestos privilegiados, contactos que más tarde le darían la llave para no tener rival en el negocio de la construcción, en el cual decidió invertir su dinero y lo que hizo fue enriquecerlo aún más, con sus contactos era imparable, un depredador, si un suelo no era urbanizable sus contactos a cambio de algún pisito lo convertían en urbanizable, si algún edificio le estorbaba estos lo declaraban en ruinas, incluso compraba la deuda de los propietarios a los bancos y los desahuciaba. Esto no le quitaba el sueño a Daniel pues para él solo eran "negocios" , mejor dicho, no se lo quitó, hasta esta noche.
 En esa mañana había ido a ver un pequeño barrio de casas viejas a las afueras de la ciudad, este ya había conseguido desalojarlo por completo o eso creía, estaba allí reunido con arquitectos y demás, este negocio daría muchos beneficios, tenían que arrasar ese barrio y construir un centro comercial, le costó mucho tiempo desalojar a toda esa pobre gente con sus artimañas no muy honradas, pero ya estaba hecho, revisando el lugar Daniel recibió una llamada de teléfono.
-Disculpen me señores -dijo Daniel al paso que se alejó del grupo para tener intimidad, pues era Ana, y a esas personas no les interesaba la vida personal.
-Ana ¿Qué tal? ¿Has vuelto ya?
-*Si cariño, ya estoy en casa y te tengo una sorpresa para mañana... Tu día libre..*
-¡Sorpresa! ¿Qué sorpresa?- Sin darse cuenta este se alejaba cada vez más y más del grupo, subiendo por la angosta calle empedrada de este viejo barrio, el cielo que yacía despejado se cubrió de repente con nubes negras, tan negras que pareciera haberse hecho la noche en el día.
-*Te va a encantar... ¿No querías viajar al sur?*
-Sabes que si pero...
-*¿No querías hacer el descenso del Guadalquivir?*
-¡¿Qué?!
-*Pues esta todo organizado para mañana...-Un trueno he interferencias en el móvil no le dejaban escuchar bien.
-Ana te voy a dejar, tengo que terminar pronto aquí, parece que va ha llover, se te oye fatal.
- *A ti... Vale... Chao*.
 Daniel colgó el teléfono y miró al cielo, "hay que darse prisa" pensó, este se disponía a volver por sus pasos hasta el grupo cuando oyó algo, Daniel se giró de inmediato, era el sonido de la puerta de una casa vieja al abrirse por el viento, pensó él, pero el caso que tras esa puerta parecía haber luz.
-¿Quién anda ahí? -preguntó nuestro personaje a sabiendas de que el lugar debía estar totalmente desocupado.
 Este se acercó a la casa al paso que escuchaba otro trueno vaticinando la tormenta, se asomó por la puerta entreabierta, la luz que emanaba de esta no era artificial, era la de un fuego acogedor que le invitaba a entrar, con el mal día que se había tornado, "¿Hola?" preguntaba nuestro amigo a la vez que entraba en la vieja y siniestra morada, a Daniel le llamó la atención que esta no tenía número en la puerta, todas las demás casas estaban bien numeradas, correlativas, y entre medias ésta, como salida de la nada, entró, apreció que las paredes estaban repletas de símbolos grabados, objetos extraños que colgaban del techo, hechos manualmente con palos y pieles de animales, aparentemente de serpientes, Daniel recorrió el maltrecho pasillo apartando con su mano estos objetos, pues el techo era muy bajo, al fin llegó a la estancia en la que estaba el fuego, este iluminaba la sala, frente a él, una mecedora con aparentemente una vieja sentada.
-¡Señora! ¿Qué hace usted aquí? -Preguntó Daniel.
-Esta es mi casa -Respondió la vieja con una voz cansada pero que chirriaba en los oídos como las uñas en una pizarra.
-Ya no, todo este barrio es propiedad de mi empresa, seguro ya se le habrá pagado para abandonar el lugar, márchese, todo esto va ha ser derribado.
-Hoy no -Respondía la vieja al tiempo que se oía un trueno resquebrajar el cielo dando paso a un vendaval de agua tremendo, esta empezaba a entrar en la vivienda con numerosas goteras. Entonces sonó el teléfono de Daniel.
-¿Si? - Respondió el.
-*¿Se puede saber dónde te has metido? Con esta lluvia las máquinas no podrán trabajar, volverán otro día, nos vamos*.
-Me dijiste que esto estaba ya deshabitado, pues tengo frente a mí a una vieja felizmente en su mecedora ¿Me puedes explicar esto?
-*¿Pero de qué hablas Daniel? Aquí no queda nadie, vuelve de inmediato, nos vamos*.
-Está bien, venir a recogerme en lo alto de la calle.
-*vamos de camino*.
-Y usted señora más le vale no seguir aquí cuando volvamos, ya ha cobrado y demasiado diría yo por este antro. -Se dirigió Daniel a la vieja en un tono amenazante, esta no contestó, el empresario al ver la reacción de indiferencia de esta la miró con desprecio dispuesto a partir y murmurando entre dientes- vieja bruja.
 Momento en el cual está alargó su huesudo brazo y agarró a Daniel de la mano, con fuerza, haciéndole girarse y buscar la mirada en sus ojos, la vieja tenía la mano escamosa, fría daba repelús, y sus ojos en blanco.
-¿Qué hace, suélteme?
-Tu arrogancia será tu maldición -Dijo la vieja mirándole con sus ojos blancos directamente a la cara. En ese momento Daniel oyó el pitido del coche de sus compañeros que le habían ido a buscar. Este dio un tirón con fuerza soltándose de la vieja y saliendo con prisa de esa casa para subir al auto y marcharse, sus compañeros de negocios en preguntaban qué si estaba bien, pues este entró en el coche con un color pálido dibujado en su rostro y la mirada fija en la mano derecha que le había agarrado la vieja, la sentía dormida, aún tenía señalados los dedos huesudos de esta de la fuerza con la que le había agarrado.
-¿Estás bien?, ¿Te pasa algo en la mano?
-Estoy bien. -Respondió Daniel en un tono que invitaba a zanjar el tema.
 En cuanto bajó del vehículo y se lavó la mano (Pues la vieja le daba asco) pareció olvidarse del tema, al menos de momento.

 Daniel seguía dormido en su cama junto a Ana  (su prometida) el sueño era fabuloso, como casi todo lo que le pasaba últimamente, soñaba que estaba en la fiesta de inauguración del centro comercial, ya estaba construido, mucha gente de buena posición deambulando por las estancias y dándole la enhorabuena por su trabajo. A Daniel le dio sed, decidió acercarse a la barra a pedir algo, de pronto, en un rincón oscuro del fondo, alejado de la multitud, una silueta llamó su atención, se dirigió allí de inmediato.

-¡¿Qué hace usted aquí?! -Preguntó Daniel irritado, pues esa silueta pertenecía a la vieja de esa mañana, allí estaba, plácidamente y sin inmutarse en su mecedora.
-Esta es mi casa -Contestó la vieja al paso que Daniel miraba a su alrededor y se vio atrapado en la casa de la vieja, ya no estaba en la fiesta.
-¡¿Qué es lo que quiere?! -Le gritó el magnate ya fuera de sí.
 La vieja se volvió estirando su brazo huesudo y agarrando a este de la misma mano que lo hizo en la mañana, y mirándole directamente a la cara con los ojos en blanco, la vieja le contestó.
-A ti, pues estás maldito jajaja - Reía la vieja con su voz chirriante y de ultratumba.

 Del sobresalto que le produjo Daniel se despertó, vio a Ana recostada a su lado "fue sólo un sueño" se dijo a la vez que calmaba su acelerada respiración y secaba el sudor de su frente. Este sueño le había dejado mal sabor de boca, además aún allí ya a salvo y despierto en la oscuridad de su cuarto, con la escasa luz que entraban por los ventanales, éste sintió miedo,  eran las cinco de la mañana, empezó a notar de nuevo ese hormigueo en la mano derecha, se le estaba durmiendo, él era consciente de que había sido un sueño, pero aún así, le daba repelús esa vieja y tuvo que levantarse al baño para lavarse la mano.
-¿Qué es esto? -Se Preguntó así mismo asustado pues al encender la luz del baño y disponerse a lavar sus manos este observó que tenía en la palma de su mano derecha una mancha negra como la noche, este se alarmó, empezó a lavarlas compulsivamente, frotando y frotando, no se iba, Daniel la secó con la toalla y la observó de cerca, no era una mancha, su piel se había tornado negra como el carbón, esto no era un sueño.
-¿Pero qué me habrá pegado esa vieja? -Se preguntaba a sí mismo dando por hecho que esta le había contagiado una enfermedad o algo -Tengo que ir al médico, pero... espera, el viaje de Ana es hoy, no quiero chafarle el día por culpa de esa vieja asquerosa, supongo no pasará nada porque vaya mañana. -Pensó inocentemente nuestro amigo, este cubrió su mano, con una venda del botiquín del baño, y preparó el desayuno para llevárselo a Ana, a la cama.
-Despierta Ana, hemos de salir pronto para el sur, son cinco horas de coche al menos.
-Unnn... Que bien huele, has hecho el desayuno, que bien... ¿Pero Daniel que te ha pasado en la mano? -Preguntó Ana (su prometida) al ver la venda en la mano derecha de este.
-Nada... Me quemé un poco con la sartén haciendo las tostadas, no es nada.
-Dejarme ver que...
-¡No es nada! -Gritó Daniel que acto seguido se calmó. -Perdona es que estoy estresado y me hace ilusión el viaje, es más lo necesito, así que no te preocupes por nada y vamos a prepararnos.
-Está bien... Venga me como esto y cojo las maletas, ya tengo los trajes de neopreno y todo preparados, va a ser alucinante, al parecer el Guadalquivir en esta época del año está desbordado, cantidad de agua que baja, el descenso va ha ser inolvidable.
-Claro que sí.










Capítulo 2
                                                EL DESCENSO

 Daniel y Ana llegaron al lugar, ya estaban preparados, bien equipados con cascos, chalecos salvavidas y sus trajes de neopreno, el monitor del grupo estaba dándoles las últimas instrucciones antes de que se aventuraran en las bravías y traicioneras aguas del Guadalquivir, ya que en este río, donde parece que el agua yace en calma y no hay peligro, bajo ellas hay remolinos que te  succionan a lo más profundo y te atrapan, para siempre.
 Comenzaron el descenso, el monitor se encargaba de hacer de timón, mientras nuestra pareja (Daniel y Ana) se encargaba de la derecha de la barca, y otra pareja de desconocidos de la parte izquierda, todos remaban a las órdenes del monitor, esquivaban las rocas con gran audacia, tanto nuestros amigos como la otra pareja tenían bastante experiencia que se dejaba notar, el descenso iba rodado, sin complicaciones, las aguas mansas las pasaban remando rápido, pues conocían las leyendas que éstas guardaban. El recorrido fue magnífico, las vistas todo un regalo, y la adrenalina quemada una pasada, quedaba poco para concluir el recorrido, pues este terminaba justo antes de una bifurcación peligrosa del río. Estaban contentos eufóricos, se felicitaban entre ellos por el descenso sin darse cuenta de los que se les venía encima, (literalmente) un gran chopo que yacía podrido a las orillas de éste se había quebrado y se precipitaba hacia la barcaza.
-¡Cuidado! -Gritó Daniel al observar el árbol y rápidamente agarró a Ana para lanzarse con ella al agua, el resto de tripulantes no tuvo tanta suerte, pues fueron aplastados y sumergidos por el chopo hasta lo más profundo, la pareja de supervivientes fue arrastrada rápidamente por la gran corriente hacia la bifurcación peligrosa. Una monitora, Virginia, estaba esperando en el último remanso donde se suponía que iba a concluir el descenso para recogerlos cuando fue testigo de los acontecimientos, tan pronto como pudo cogió un flotador salvavidas amarrado a una cuerda que lanzó con gran certeza hasta Ana que pudo atraparlo.
-¡Daniel! ¡Daniel! ¡Dame la mano! -Gritaba Ana desesperada con el flotador en una mano y extendiendo su brazo para intentar alcanzar a su prometido mientras este era arrastrado por las bravías aguas hacia otro tipo de "descenso".
-¡No te sueltes Ana! ¡Sal de aquí! ¡Te buscaré! -Gritaba Daniel.
Daniel sucumbió a la fuerza de las aguas, fue arrastrado durante kilómetros por esa bifurcación por la que temían adentrarse los monitores, golpeado contra las rocas una y otra vez, sin rendirse, sin parar de luchar por zafarse de esa fuerza de la naturaleza mientras no paraba irremediablemente de tragar agua y más agua, no era bastante con esto que observó otro árbol caído cortando el río, sus ramas habían sido resquebrajadas por el agua, este árbol no le salvaría, sino que todo lo contrario, pues esas ramas parecieran lanzas esperando para darle el golpe de gracia. Daniel no se rindió, hizo acople de las fuerzas que le quedaban para rápidamente quitarse el chaleco salvavidas e intentar sortear el árbol buceando, esto salió bien aunque no pudo evitar ser golpeado por una rama que se le clavó en el costado, esta no era muy grande y se partió llevándose la con sigo clavada en su cuerpo, al fin pudo emerger, respirar, y aunque magullado por los repetidos golpes de las rocas, con la rama clavada en el costado, Daniel respiró aliviado pues pensaba que había pasado lo peor, fue entonces cuando se vio abocado por el precipicio de una gran cascada, la que le llevó a su descenso definitivo.









Capítulo 3

                                        EL BOSQUE DE LOS IMPÍOS

 Daniel emergió en un remanso del río, agotado, se tumbó en la tierra para recomponerse, y sacó la rama hincada de su cuerpo no sin resquebrajarse y retorcerse de dolor, cortó una tira del traje de neopreno para atarlo a la cintura presionando la herida.
-Tengo que encontrar a Ana, tengo que saber que está bien -se decía a sí mismo una y otra vez. Este se puso en marcha por un sendero frondoso, el único camino que podía seguir por el momento, la maleza reinaba en ese paraje donde un millar de zarzas no paraban de sacarle la piel a tiras a medida que avanzaba por el camino, al fin salió de él, llegando a un claro del bosque donde cayendo postrado de rodillas en él no podía concebir lo que tenía delante, la escabrosa y ruinosa casa de la vieja.
 Este no entendía nada, ¿Qué hacía esa casa allí?, se preguntaba, entró en la conocida morada, recorriendo su repulsivo pasillo, “esto no cuadraba”, que le condujo al pequeño salón donde estaba, la vieja, muy bien sentada.
-¿Qué hace usted aquí? -Preguntaba asombrado, a lo que le volvía a contestar la vieja:
-Esta es mi casa.
-Pero su casa no estaba aquí, ¿Me estoy volviendo loco? ¿Cómo salgo de aquí?
-Mi casa está aquí y allí, sólo los malditos consiguen verla.
-¡¿Cómo salgo de aquí?! -Gritó Daniel perdiendo la cordura y zarandeando a la vieja.
-Te lo diré, pero no prefieres antes cambiarte -Este llegaba aún el traje de neopreno, destrozado, mojado, tenía frío, y la vieja extendió su brazo mostrándole en un armario sin puertas un traje, bien doblado, en su percha. Daniel se acercó a este.
-Pero... Si es mi traje, el que llevaba ayer cuando la vi.
-El mismo querido, póntelo acércate al fuego, entrarás en calor.
-No entiendo nada -Se repetía a sí mismo a medida que se cambiaba de ropa. -¿Cómo salgo de aquí?
-Jajaja no se puede, sólo el rey tiene ese poder, ¿Porque no te quedas aquí conmigo? -Preguntó la vieja entre risas con su chirriante y espeluznante voz.
-¿Qué rey ni qué ocho cuartos? ¡volveré con o sin su ayuda! -Gritó Daniel al paso que le daba la espalda dispuesto a marcharse.
-Espera -Le dijo una joven, tierna y sensual voz que irremediablemente le hizo girarse.
 La vieja en pie en mitad de la habitación dejó caer al suelo sus ropajes raídos, dejando al descubierto, una hermosa flor, una exuberante joven desnuda, de cabellos rubios como el sol, cuyos mechones apenas tapaban, la copas de sus senos, los que él deseaba, de mejillas sonrojadas,  mostrando inocencia  vergüenza y descarada, sus ojos verdes con una mirada profunda, que reflejaban su deseo, de la lujuria.
 Esta se acercó a Daniel susurrando con voz sensual y entre sollozos "Quédate con migo" al paso que apretaba sus senos contra el pecho de este, a la vez desabrochaba los botones de su camisa y acariciaba su abdomen bajando su mano por dentro del pantalón de éste, hasta sus genitales que inevitablemente caía en el influjo de este ser que con la otra mano ponía la suya en los bajos de esta, no podía evitar moverla, acariciar su pubis pelirrojo, los labios de este, mientras los labios de ella, jugosos y carnosos le roban un beso metiéndolo aún más en su influjo, a medida que ella paseaba sus manos con su delicado tacto acariciando el cuerpo de Daniel sus heridas de zarzas y magulladuras de su piel se iban curando, ya no albergaba dolor en su cuerpo, tan sólo deseo.
-Quédate conmigo -Le volvió a decir ella entre sollozos, en ese momento él le acarició la cara y sin querer vio algo que le hizo salir del influjo, su alianza de compromiso, le costaba recordar...
-Yo... Amo a Ana, ¡No! -La empujó dando un grito.
 En ese momento la cosa cambió, a esa esbelta joven empezaron a crecerle las extremidades desmesuradamente, sus uñas se convirtieron en garras y su delicada boca se desencajó dando un grito de ultratumba a la vez que le crecían unos finos y desmesurados dientes por toda su boca, era un bosque de agujas gigantes y putrefactas que tan sólo su aliento ya aturdía, sus preciosos ojos verdes se volvieron negros como la noche. Daniel como hipnotizado por lo que estaba presenciando permanecía inmóvil ante esta transformación, fue entonces cuando esta criatura se abalanzó sobre él tirándolo al suelo, él le agarró del cuello, apretaba con todas sus fuerzas a la par que intentaba liberarse de debajo de este ser, este restregaba su clítoris por sus piernas, Daniel gritó, a este ser también le habían crecido dientes en sus genitales y le había mordido el muslo arrancándole un trozo de carne de cuajo. Esto cabreó a nuestro amigo que se ensañó dándole rodillazos en el nombrado sitio con todas sus fuerzas, tanta que le hizo tragarse sus propios dientes, los que poseía en sus genitales, a la par que apretaba el cuello de la criatura hasta el punto de dejarla aturdida, en cuyo momento pudo zafarse de ella lanzándole contra el fuego del salón que yacía a su lado, esta criatura salió del fuego en llamas  gritando con un chirrido estremecedor, retorciéndose de dolor y trepando por las paredes como una lagartija, ésta extendió una larguísima lengua que agarró a Daniel por el cuello por sorpresa ya que aún estaba en el suelo, este agarró un hierro de la lumbre y cuando fue  succionado del cuello con fuerza hacia la bestia este clavó el hierro en el cráneo de ese ser, momento en el cual cayó inmóvil al suelo y una luz azul entró en el, Daniel aprovechó para abandonar la casa a toda prisa aventurándose de nuevo en el bosque de los impíos.







Capítulo 4

                                                     RODRIGO

 Daniel corría sin tregua fuera sí, (debido a los acontecimientos) por una senda que conducía a lo alto de una montaña, pensó que quizás desde allí podría divisar alguna carretera para poder pedir ayuda, pobre iluso, pues no sabía el largo viaje que había emprendido a través de un mundo que no era el suyo.
 En mitad del sendero advirtió a lo lejos un hombre contemplando un árbol, este tenía un hacha en la mano y por sus ropajes Daniel dedujo que era un leñador.
-¡Señor! ¡Señor! ¡Ayuda! -Gritaba el fatigado personaje desesperadamente, pues el hombre no se movía, este insistía e insistía llamándolo desesperado a medida que se acercaba cada vez más al extraño y cuando tan sólo faltaban unos metros el misterioso hombre se giró, era un muerto viviente, pues le faltaba carne por medio rostro dejando entrever su carabela y hasta una cuenca vacía del ojo.
-¡Dios! ¡¿Qué es eso?! -Se Preguntó a sí mismo al tiempo que el muerto hacha en mano se le venía encima gritando con sonido de ultratumba pues le faltaban cuerdas vocales en su degollada garganta, le lanzó un tajo horizontal que Daniel esquivó agachándose a la vez que agarró una gran piedra y alzándose rápidamente antes de que este ser cargará otro golpe le propinó una pedrada que le reventó su cabeza putrefacta  esparciendo sus sesos por doquier y manchándose su lujoso traje con estos, acto seguido otra luz azul volvió a penetrarle, después entre arcadas y repulsión intentaba limpiar con la camisa del muerto su traje, antes de partir cogió el hacha de que blandía ese ser, pues ya no se fiaba de lo que se fuese a encontrar.
Recorrió el abrupto sendero que le condujo a la cima de la montaña desde la que esperaba divisar algo de civilización, nada, más allá del bosque tan sólo se extendía un mar de oscuridad, "No es posible" pensó Daniel fuera de sí, aunque en la cima si halló algo, había un fuego encendido y en él, un personaje esperándole.
-¿Y tú de qué vas? ¿Quieres acabar como el anterior? ¿Eres otro puto loco de los que dianbulan por aquí? -Preguntó Daniel a la defensiva pues le llamó la atención que este personaje vestía una cota de malla y un blasón de un león rojo, el mismo símbolo que tenía en su escudo, una espada enfundada y un yelmo que apenas dejaba ver su demacrado rostro.
-Cual obsceno y vulgar lenguaje empleáis mi señor, ni soy una ramera ni un demente si es lo que sugerís, me llamó Rodrigo y al calor de este fuego espero mi redentor. Y vos, ¿Cómo os llamáis? ¿Y qué ropajes vestís?, ¿acaso sois un bufón? ¿Un noble tal vez?
- Disculpa, me llamó Daniel - intentaba relajarse este, pero iba con cautela pues le parecía estar hablando con un loco. -Y no soy un bufón, un noble tal vez, de los de mi época.
-¿Y de qué época sois vos? -Preguntó Rodrigo.
-Pues de la misma que usted, por si no se ha dado cuenta estamos los dos aquí y ahora.
-Jajaja -Se echó a reír Rodrigo. -Creo tristemente joven amigo, que no conocéis los senderos, como os digo, ¿Es esto para vos tan sólo un bosque?, ya os digo yo que no, pues portáis un hacha manchada de sangre, pronto veréis esto, como lo veo yo. Tan sólo dígame distinguido noble, ¿Qué año es?
-Estamos en el año 2017.
-Amigo mío, llevo aquí desde el año 1099, pocos han caído en este infierno desde entonces, y aún menos han salido con vida de la casa de ese demonio de la lujuria, el que más, no consiguió subir la cuesta hasta esta cima, pues entre tropiezo y tropiezo un muerto se lo comía.
-¿infierno? ¿Demonio de la lujuria? Jajaja y además tienes mil años jajaja
- Me temo joven noble que estáis perdiendo la cordura, no tengo mil años pues nací en el 1048, así que tengo 969, o más bien, 969 han transcurrido en la tierra, aquí ese tiempo es una eternidad, pues un segundo en tu tierra, de días hablaríamos aquí, pues el tiempo es efímero a este lado del velo,   por eso es posible que usted y yo nos hayamos encontrado, siendo quizás más que suerte, que no le hayan degollado.
-Mira, yo sé que ya no entiendo nada, ¿Vas ha sacar esa espada para atacarme o me puedo sentar?
-jajaja no por Dios, tranquilo a mi lado podréis estar.
-Vale, gracias, me estoy mareando de intentar seguirte el rollo.
-¿Y qué significa "seguirte el rollo"?
-Claro claro viejales, es una jerga muy moderna para ti ¿eh?, significa que no te entiendo, que no entiendo nada, que no se que hago aquí ni qué sitio es este. -Daniel se venía abajo.
-Intentaré usa vuestra jerga, pero este sitio sólo tiene un nombre, infierno, mostrarme vuestra mano derecha.
-¿Qué?¿ Cómo sabes lo de mi mano? -Se sorprendió Daniel.
-Mirad joven noble -El amable caballero se quitó el guante de malla y tenía toda la mano completamente negra. -Esta es la marca de la maldición, esta se extiende, y no hay salvación, vos también la tenéis, no me digáis que no, pues este es el infierno de los malditos y aquí estamos tú y yo.
 Daniel se quitó su vendaje, descubrió su mano y la Mancha de oscuridad negra se había extendido. Este como el que se agarra a un clavo ardiendo decidió confiar en Rodrigo.
-¿Cómo salgo de aquí Rodrigo?
-Tristemente no se puede... Al menos que su cuerpo siga bien y...
-Espera, paso a paso, ¿Qué significa "si tu cuerpo sigue bien?
-Olvídelo Joven noble, pero de una forma u otra tan sólo el rey tiene el poder para volver.
-¿El rey?, algo de eso mencionó la vieja...Dijo: " Sólo el rey tiene ese poder"
-Y así es Daniel el noble.
-Por favor, llámeme sólo Daniel. ¿Cómo encuentro a ese rey?
-Es un viaje muy peligroso Daniel, pensad que este bosque, el lugar más seguro del viaje es.
-Tuve un accidente, tengo que saber si Ana está bien.
-Ana eh... Hay... Las banalidades del amor, no tienen solución, aunque insensato tu viaje sea, este escudo, protegerá tu cu...
-¡Para para para! -interrumpió Daniel. -¿Estás diciendo que me vas a acompañar?
-Eso digo mi señor, pues creo en vos, y en el amor. Cierto es que tenéis un aire un tanto extraño, pero una bruja me dijo, que mi Redentor muy bien trajeado, iría en busca de su amor, más debería ayudarlo. No escaparemos del destino, pues unidos están, el de Daniel y el de Rodrigo.
-¡Madre mía!, esto promete, espero que no sea muy hablador o terminaré como él. -Se dijo Daniel para sí.
-¿Decíais algo mi señor?
-No nada, ¿hay algo más que deba saber antes de que partamos?
- Jajaja, muchas cosas deberíais saber, más en un rato no sé pueden aprender, poco a poco sus pasos guiaré, no se preocupe, que aquí estaré. Tan sólo una cosa le digo, las luces azules, las esencias de quienes una vez estuvieron vivos, es lo único que para la maldición, sólo la frena, que ya es algo, no acabar como esos seres, pues alimentándome de las esencias llevo ya, una eternidad.
-"Luces azules" "esencias" yo las ví cuando acabé con esos monstruos -Dijo Daniel. -Entraron en mí.
-Así es joven noble, e impidieron que se extendiera, aún más, vuestra mancha negra, si la mancha os cubriera por completo, terminarías mal, terminarías como ellos.


Capítulo 5
                                       UN MAR DE SERPIENTES

 Daniel y Rodrigo emprendieron su viaje juntos, no había pasado ni media jornada cuando se toparon con el primer obstáculo. Ante ellos se extendía un mar de serpientes, no había agua, tan sólo cuerpos y cuerpos putrefactos de lo que parecieran ser personas mitad serpiente, unos conservaban tan sólo la cabeza humana, otros medio cuerpo o alguna extremidad más, eran asquerosos, deformes, algunos de su boca abierta le salía la cabeza de uno de estos reptiles, la expresión de sus caras era la misma del que se atraganta, una agonía e asfixia infinita.
-¡Dios! ¿Qué es esto? ¿Un nido de serpientes? ¡Pero si tienen cabezas humanas!
-Este Daniel es el mar de serpientes, infierno de farsantes, embaucadores y traidores, no es extraño encontrarnos este camino, más la decencia no ha ser vuestro don, joven amigo.
-Yo soy decente, pago mis impuestos.
-Pero los nobles os enriquecéis, caiga quien caiga, habéis pensado en la desdicha que causáis cuando lo hacéis.
-Son sólo negocios.
-No hay excusa, pues ya habéis sido juzgado, de ser de otro modo, distinto infierno nos habríamos topado.
-¿Quieres decir que el camino cambia...
-Según vuestros pecados y los de vuestros padres, pues los pecados del padre son los pecados del hijo.
-Mejor no me hables de padres Rodrigo.
-Sea se dicho.
-¿Y cómo pasamos por aquí?
-Con generosidad y destreza buen amigo, primero deberéis pagar al barquero.
-¿Con qué? No tengo nada aquí.
-Vos darle vuestra mano, y se cobrará las esencias que habéis matado.
-¿Ya está? ¿Eso es todo? ¿Dar la mano?
-El precio no es bajo Daniel, pues saber que la mancha de vuestra maldición aumentará, y ya sabemos que eso no tiene buen final, más no temáis pues tiempo habrá, de cosechar almas, aquí y ayá.
-¡Dios Rodrigo! Me sacas loco con tu manera de hablar. ¿Dónde está el barquero ese?
-Seguidme pues.
 El caballero condujo al joven hasta un muelle, en este una barca con patas de araña y un alto ser encapuchado del que solo se veían sus largas manos huesudas, antes de que pudieran subir a la barca este se interpuso en su camino extendiendo estas, pues nuestros amigos debían pagar su peaje, vieron como este le succionaba las esencias a través de las manos a la par que aumentaba la mancha de la maldición de ambos. Daniel se dio cuenta que aunque Rodrigo pareciera un loco con su jerga, este sabía mucho del lugar y como funcionaban las cosas aquí, se alegró de tenerlo de su lado, a la vez que aumentó su sospecha de ¿Porque? Le había acompañado.
 Los dos amigos y el ser huesudo subieron a la barca, este se metió en una jaula donde tenía el timón de la barca.
-¿Porqué se mete en una jaula el barquero Rodrigo?
-Pronto lo descubrirás joven amigo.
 Las patas de arácnido que tenía la barca empezaron a caminar entre el mar de serpientes, por encima del millar  cuerpos putrefactos y deformes que componían este.
-Empuña tu hacha Daniel, y estate preparado, pues nos van a atacar, de uno u otro lado. -Dijo Rodrigo al paso que desenvainaba su afilada espada y alzaba su escudo poniéndose en posición de ataque.
 El joven cojió el hacha a dos manos, en posición de alerta, de pronto una serpiente-hombre saltó por el lado derecho de la barcaza, Daniel no se tomó cuenta, pero Rodrigo era más diestro en esto, se interpuso entre la abominación y el chico, deteniendo a esta con su escudo y decapitándola con su espada. Acto seguido otra saltó por la parte izquierda directa a las espaldas del caballero, suerte que Daniel esta si la vió y pudo salvar a su amigo lanzándole a la abominación un tajo descendente que terminó por partir la cabeza de esta en dos contra la cubierta.
-Rápido Rodrigo,  juntémonos espalda contra espalda cada uno protegiendo un lado del barco.
-Jajaja así lo haremos joven amigo, pues no habrá quien pueda, con Daniel y Rodrigo.
 A partir de entonces los ataques que sufrieron nuestros amigos fueron innumerables y por cada ser que descuartizaban una esencia les penetraba, cada vez tenían más poder, eran más fuertes, más rápidos, la cubierta se convirtió en un campo de batalla bañado de sangre y vísceras, también el huesudo barquero sufrió ataques, pero esos seres se estampaban en los barrotes de su jaula volviendo a este inmune a la travesía. Al fin llegaron a la otra orilla, donde tenían que continuar su viaje, a este lado había una gran explanada y un solo camino posible, a través de una gran cueva tenebrosa que se encontraba al otro lado de la explanada.
 Daniel bajó de la barca eufórico, tal vez por el subidón de almas cosechadas.
-¡Joder Rodrigo! ¡No va a ver quien nos pare!
-Baja la voz... Lo peor está aún por llegar -Dijo el caballero entre susurros.
-¿Y es que puede ser peor?
-Estamos en la guarida de la serpiente primigenia...
-¿Porque llamas serpiente a un dragón?
-¿Cómo sabéis vos que es un dragón?
-¡Porque está detrás de tí! ¡corre! -Dijo Daniel cuando vió surgir a la bestia de dentro de la gran cueva insuflando aire dispuesta a lanzar sus llamas abrasadoras contra nuestros amigos.
 Estos echaron a correr en dirección contraria tanto como podían, Rodrigo le indicó al joven que se colara en una grieta del suelo junto con él para después tapar la parte superior de esta con su escudo, argucia que funcionó pues las llamas pasaron por encima de estos en el momento justo en el que se ocultaron, esto no sólo les sirvió para evitar el ataque del dragón, sino también para que esté los perdiera de vista, la bestia se pateaba la explanada colerizada, olfateando, pues quería devorarse esas pobres almas, mientras tanto en la grieta.
-¡Joder! ¿Cómo pasamos por ahí? -Dijo Daniel.
-Hay que dar muerte, a la serpiente.
-¿Dar muerte? ¿Estás loco? Debemos pasar sin que nos vea.
-Nada escapa a la vista de la serpiente, hasta la más mínima pisada, la siente.
-Tu eres un caballero, ¿no puedes clavarle tu espada?
-Más de un solo golpe dispondría, pues esta enfurecería y un banquete se serviría.
-¿Y si te lo pongo a "guevo"?
-¡Yo si tengo coraje! Si es lo que sugerís. -Dijo Rodrigo mal interpretando la expresión.
-No me refiero a si tienes " guevos" o no, me refiero a que yo salgo, hago de cebo, tu permaneces oculto, yo hago que se coloque encima de tí y tu le clavas la espada en el corazón.
-Descabellado cual sorprendente plan, pero es muy arriesgado joven noble.
-Tranquilo, llevo toda mi vida haciendo deportes de riesgo, esto es lo mio, eso sí Rodrigo, no falles por tu madre.
-Haced vuestra parte que yo aré la mía, pues ese animal no verá un nuevo día.
-Ya se acerca, ¡allá voy!
 Daniel salió del escondite y echó a correr, quería que el dragón centrará su atención sólo en él, funcionó, la gigantesca bestia le perseguía al tiempo que insuflaba aire, justo antes de que lanzará sus llamas el chico hizo un recorte colándose entre las patas de este el cual se alzó sobre sus patas traseras para lanzar su ataque, Daniel se apegó tanto a la panza de este que las llamas no le dieron, el dragón giró sobre sí para proponerle un coletazo que este de un brinco esquivó y echó a correr ahora si hacia la grieta en la que se encontraba Rodrigo a la par que intentaba que no le alcanzase los zarpazos de este ser, gritando:
-¡Prepárate que va!
 Fue justo entonces cuando el plan se torció pues un zarpazo alcanzó a Daniel lanzándolo a unos metros de la grieta, el joven se retorcía de dolor en el suelo, le había arrancado la carne a tiras de sus espaldas con este ataque, estaba a mercé de la bestia, angustiado, mareado, el dragón se situó sobre él abriendo sus fauces a la par que chorreaban las babas de este sobre él, pues estaba hambriento, y el cebo moribundo, el plan había fracasado, se había quedado tan sólo a unos metros de situarlo sobre su amigo para que le diera el golpe de gracia, Rodrigo fue a salir de su escondite para interponerse ante el dragón y su objetivo, pero Daniel entre gran angustia y dolor, retorciéndose en su lecho de muerte, le hacía gestos a su compañero, “caeré inevitablemente, permanece oculto caballero, para que morir dos, en este agujero”.
 La Serpiente primigenia alzó su cabeza para lanzar su dentellada final cuando en un segundo Rodrigo pasó su espada al joven que este utilizó para atravesar el corazón del dragón pues al ver al adversario tan vulnerable lo había dejado al descubierto, al alcance del moribundo Daniel. La bestia calló abatida y Rodrigo salió a ayudar a su amigo.
-Cual hazaña habéis logrado, amigo temerario.
-Rodrigo, encuentra a Ana... Sólo quiero que este bien...
-Tendréis que buscarla vos, pues una hazaña como la vuestra, no podré repetir solo yo, y aunque al filo de la muerte estéis, no temáis, pues una gran esencia habéis cosechado, esta os sanará, y podremos marcharnos.
 Acto seguido una gran bola de fuego azul impactó contra Daniel, era el alma del dragón aunándose con el, rápidamente las heridas mortales de este se cerraron.
-No es posible, así no puedo seguir -Dijo Daniel destrozado.
-Ánimo amigo.
-Me ha destrozado... mi traje, mi traje italiano.
-¡Eres un estúpido! ¡Casi perdéis la vida y os preocupan unos harapos?
-"Pero cual obsceno y vulgar lenguaje empleáis mi señor" Jajaja
-Esa frase es mía, encima que me preocupo por vos, me atacáis cual vil traidor.
-Es una broma Rodrigo Jajaja.
-Partamos ya, pues el humor de tu sarcasmo, angustia me da.











Capítulo 6

                                         EL INFIERNO DE ASTERIÓN

 Los dos amigos atravesaron la gran cueva, la morada del dragón caído, esta era oscura y fría, repleta de estalactitas, pronto se toparon en el interior de esta con un gran muro de piedra, este rodeaba toda la estancia, dejando a su paso solo una entrada, Daniel se dispuso a entrar como en una estancia más, pero Rodrigo le detuvo.
-Joven amigo debéis de saber dónde os estáis aventurando, pues este es el infierno de Asterión, el laberinto del minotauro.
-¿El de la mitología griega? ¿Porqué estoy aquí?
-Con este infierno se topan los que se han perdido a sí mismos, haced memoria joven noble, seguro que vuestra alma se ha empobrecido, a medida que vos enriquecido, pues yo, hace ya una eternidad, pasé por aquí, unos cuantos años me costó hallar el fin, más a la salida había recuperado, los valores que antaño me habían abandonado.
-¡¿Unos cuantos años Rodrigo?!, no tengo ese tiempo, Ana podría estar en peligro.
-Tened en cuenta que cada travesía pulga vuestra alma, si queréis salir vuestros pecados debéis limpiar y hallar espacio en vuestro corazón, para encontrar la redención. Además, el nombre de laberinto, no es casualidad, miles de estancias hemos de atravesar, iguales todas ellas, parecidas las demás, ¿Cómo crees que podrás pasar?
-No se... ¿Cómo pasaste tu?
-vagué una eternidad, evitando el enfrentamiento con Asterión, más un día encontré un cuerpo, este llevaba una brújula, esta funcionaba dentro del laberinto, caminé hacia el norte, más volví al principio, acto seguido fuí hacia el sur, todo el tiempo, solteándo los muros, al final logré llegar, no sin perder mi brújula durante la huída, sin ella la salida oculta esta, pues no distinguiremos si  ir hacia aquí o hacia allá.
-Vale, analicemos, esta entrada está en el norte del laberinto, hemos de llegar al extremo opuesto, no podemos saber dónde está el sur, pero podemos adentrarnos sin perder el norte.
-joven noble, ahora soy yo el que no os entiendo, explicar un poco más, vuestro argumento.
-Entraré ahí sin dejar de darle la espalda al norte, si me topo con un muro no me giraré, caminaré de lado, yo seré tu brújula Rodrigo.
-Me habéis dejado expectante, ¿más no olvidáis una variante?
-Asterión, cierto, deberás encargarte tú, y yo mantener la postura, no nos podemos permitir el huir del minotauro a lo loco y perdernos, total si "un joven noble" ha podido con un dragón... ¿Qué es un minotauro para un caballero?
-Muy gracioso, sé lo que pretendéis, retar a mi ego, es lo que queréis, cual sucia manipulación, más cumpliré mi parte, para con esta misión.
-Además, siento... pena por Asterión.
-¿Cómo? ¿Por esa abominación?
-¿Cual ha sido su pecado? ¿nacer? ¿ser medio animal? ¿Ha de tener por eso menos derecho a la vida y la libertad? confinado en esta mazmorra toda su vida, toda su muerte, toda la eternidad.
-Valla, dicho de ese modo... me vais ha hacer llorar, pues comparto su desdicha, de una amarga eternidad, hoy daré muerte al animal, no por miedo ni por orgullo, sino para que este, descanse en paz.
-Vamos entonces, funcionará.
-Una cosa más joven noble, no os habéis fijado, pero el infierno, ya os ha cambiado, habéis sido noble y humilde al mostrar compasión, por el minotauro Asterión, en el laberinto apenas os habéis aventurado, y parte de vos, ya habéis encontrado.
 Daniel y Rodrigo entraron en la morada del minotauro, Daniel  no cambiaba de postura, mirando siempre al sur, a la salida, esto le servía de guía a Rodrigo a la hora de tomar decisiones y tener que elegir entre varios caminos, esto marchaba bien, despacio pero seguro, hasta que llegó la hora de hacer frente, a lo inevitable.
En una estancia como todas las demás, de tierra el suelo, su aire, de puro silencio, silencio perturbado por una respiración, el resuello de una bestia llamada Asterión.
-No os mováis mi señor, pues ha llegado el momento, de ejercer de redentor.
-¿Está hallí? ¿En la oscuridad del fondo del pasillo?
-ssss, calmaos, no alcéis la voz, más pase lo que pase no os mováis, no vayamos a perder el “norte” que de este, ya me ocupo yo.
 Dentro de aquella oscura y fría estancia, unos grandes cascos rasgaban la tierra, piernas negras como la noche, torso de hombre, cabeza de toro, con sus enormes astas amenazan, Rodrigo muy despacio desenfunda su espada, el minotauro comienza su embestida a la par que el caballero sale a su encuentro, nuestro amigo se cubrió por suerte con su escudo justo a tiempo y del tremendo impacto salió despedido varios metros, este rodó para recuperar la compostura, pero no había llegado a levantarse cuando embistió de nuevo la criatura, estaba claro, este ser se había alimentado de almas por una eternidad, su fuerza era descomunal y de esta última embestida Rodrigo perdió su escudo, Daniel no lo soportaba más, estaba viendo en peligro a su amigo, ya sin el escudo no aguantaría otra embestida, el minotauro se lanzó y Rodrigo aguardaba con su espada, esperó hasta el último segundo para esquivar las astas agachándose para después lanzar su puñalada final que no llegó a impactar, el minotauro al ver a este zafarse de su ataque rápidamente como acto reflejo lo agarró del cuello con sus gigantescas manos de hombre, alzando a Rodrigo del suelo y hempotrándolo contra la pared al tiempo que del golpe el caballero perdía su espada, esta cayó al suelo, bajo sus piés que pataleában al estarse quedando sin aire, pues la bestia cada vez apretaba más y más su cuello, este estaba apunto de partirse cuando Asterión recibió un tremendo hachazo a dos manos por la espalda de parte de Daniel, le pilló por sorpresa al minotauro que inevitablemente abrió sus manos dejando caer a Rodrigo al suelo momento en el cual aprovechó para recuperar su espada y lanzar una estocada directa al corazón de Asterión, la bestia se quedó mirando la cara de su redentor, los ojos de este, que le mostraba compasión y de los profundos ojos negros de Asterión, una lágrima brotó, dejando entrar en su pecho, acero y paz, en su corazón.
-Ya está hecho, a caído Asterión -Dijo Daniel.
-¿Pero no se suponía que no os debiais mover? ahora no sabremos el camino joven noble.
-Tuve que intervenir, !te iba a talar el cuello¡, pero no soy tonto, dejé una marca con mi hacha en un muro mostrando el camino a seguir.
-Muy astuto joven amigo, más sin vuestra intervención, que habría sido de Rodrigo, Gracias, de corazón.
-No hay de qué, sigamos quiero salir de este laberinto cuanto antes.
 Al cabo de media jornada nuestros amigos encontraron la salida de aquél frío infierno y la entrada a uno nuevo.























Capítulo 7

                                      EL INFIERNO DE LA ARROGANCIA

 los dos compañeros llegaron a lo alto de una enorme meseta, se extendía hasta donde alcanzaba la vista, toda cubierta de cuerpos, sangre y guerra, pues ante ellos se extendía un mar de soldados en constante batalla, algunos, putrefactos, otros degollados, no era agradable de ver, ya que muertos o putrefactos estos volvían a alzarse una y otra vez, a ambos lados bajo los acantilados, ríos de lava con almas que se consumían eternamente.
-¿Qué infierno es este Rodrigo? ¿El de la guerra?
-Pudiera, pero no, más peor aún es la arrogancia del hombre que provoca guerras y deshonor. Este es el infierno de la arrogancia, sí esa que envenena la mente y consume el alma, la que te hace creerte más que otro, cuando en verdad no vales nada. Todas estas almas están ya marchitas y consumidas por la violencia.
-¿Y cómo pasamos Rodrigo?
-Simple y dura es la respuesta, más solo nos queda atravesarlo.
-Este no debería ser mi pecado, no quiero guerra, tan solo me volví algo descuidado, no era consciente del mal que estaba causando a las familias que por poder he desahuciado, aún puedo enmendarlo, tengo que volver Rodrigo, o este sentimiento que ahora me ahoga no me dejará vivir, ni morir. -Daniel no pudo contenerse y rompió a llorar. -¡No quiero abrirme paso a hachazos! tan solo quiero redención.
Tras el grito de angustia de Daniel el fragor de la batalla cesó, miles de cientos de almas que habían sucunvido a la violencia ahora bajaban sus armas y abrían el corazón.
-¡Dejadme pasar! -Gritó Daniel. -Compartiré con vosotros lo que tengo, compartiré con vosotros lo que soy.
 Nuestro amigo comenzó a caminar entre la multitud, dando sus manos a quienes las quisieran aceptar, repartiendo las esencias que había cosechado, volviendo a esas pobres almas, menos monstruos, y más humanos, Rodrigo le seguía de cerca, yacía  maravillado, a la vez que se decía a sí mismo:

-Este es mi amigo Daniel, el que enfunda su arma y desnuda su alma, cual afortunado me siento de averos conocido, habéis sido una luz en un mar de oscuridad, para mí, y los demás, después de haber sobrevivido matando durante una eternidad, encuentro un joven que con su generosidad, detiene una guerra, detiene el mal, el mal que anida en toda alma lo combate dando humanidad, está buscando a un rey perdido, yo, no lo pude encontrar, mas de buena tinta os digo, si no lo hace Daniel, nadie lo hará.
 Daniel llegó al otro extremo del infierno, había dado casi todo su ser y la maldición cubría casi todo su cuerpo, este parecía estar calcinado, cayó al suelo y apenas se podía levantar, Rodrigo le extendió su mano para ayudarle a la vez que compartió su alma para curarle.
-¿Pero qué habéis hecho Rodrigo? -Preguntó Daniel al sentirse aliviado.
-Compartir vuestra carga joven amigo, pues esta hazaña es más grande que la de combatir a un dragón, o la de hallar misericordia para Asterión, habéis hallado el camino en un mar de muerte y oscuridad, camino que quiere compartir contigo, un amigo de verdad.
-Gracias Rodrigo, sin ti estaría perdido.
-No me las des joven amigo, no las quiero, de verdad, pues habéis aportado a mi existencia, más que un milenio de eternidad.  










Capítulo 8

                                         EL INFIERNO DE LOS PERDIDOS

 Nuestros amigos llegaron a un nuevo infierno, la estampa de este era abrumadora, un desierto polvoriento de rocas y árboles secos de los que colgaban sogas con cuerpos putrefactos ahogándose en una agonía infinita, a otros los desmembraban y los masticaban constantemente unas hienas del infierno, otros yacían en el suelo de rodillas o apoyándose en un árbol mientras no paraban de vomitar sus vísceras eternamente, el hedor era insoportable.
-¡Por Dios Rodrigo! ¿Qué infierno es este? Tan solo el olor me va ha hacer unirme a ellos.
-Este joven amigo es el infierno de los perdidos.
-¿No era el infierno de Asterión el de las personas que se habían perdido a sí mismas?
-Hay muchas formas de perderse joven noble, estas personas perdieron sus almas cuando estaban vivos, es el infierno de los adictos y los suicidas, aquí es donde vienen a alimentarse los perros del infierno, lugar de los pecadores que no han podido perdonarse a sí mismos sus acciones, ¿Más cuánta culpa habrá en sus corazones?.
-¿Y qué hago aquí? yo no soy adicto a nada ni me he suicidado.
-Averigüémoslo pues joven amigo, mas nunca es casualidad que se nos abra un camino, no temáis, yo os guiaré, a través de este infierno mi espada blandire, para que vos halléis una respuesta, venga de… dios sabe quién.
-Te juro Rodrigo que hay veces que no te entiendo nada.
-Entenderéis mi señor, antes de mañana.
 Nuestros amigos se distanciáron de las hienas para proseguir su camino intentando no llamar la atención de éstas, esas hienas eran enormes, sus carnes, despellejadas, sus ojos rojos y brillantes, cual rubí expectante, la mayor amenaza en este infierno conocida, pues devoraban a sus víctimas, noches trás días.
 Daniel y Rodrigo consiguiéron cruzar sin ser vistos, mezclándose con las almas que ahí habitaban, El joven pasó al lado de un pobre hombre que estaba postrado de rodillas en mitad de un asqueroso charco de barro pues no paraba de devolver sus vísceras e incluso sus tripas sin tregua alguna. Rodrigo vió que su amigo se retrasaba observando a este hombre.
-Seguir caminando joven amigo.
-¡Que amargura! ¿Qué ha hecho ese hombre Rodrigo?
-Ese es el castigo por la adicción a la fermentación del vino y la cebada, úlceras y arcadas, cada noche, cada mañana.
-Me parece una barbarie que este hombre pase así su eternidad, por haber sido alcohólico, por tener una enfermedad. -Gritó Daniel indignado.
-No os alteréis joven noble, pues ese pecado nunca viene solo, seguro maltrataba a su mujer, o cabalgando ebrio arrolló un niño en la calle, los infiernos son justos, ande después quien ande.
-Puede que tengas razón Rodrigo.
-Apresuremonos pues, joven amigo, más ya habrá tiempo de hablar, cuando nos alejemos de esas fieras, que no paran de acechar.
 Los dos amigos, cruzaron el desierto, con su sol, abrasador, que quemaba su piel, la de ellos dos, el aire era tan caliente que quemaba sus pulmones, les hacía sentir asfixia, al igual que ardores,  el aire arrastraba arena, que entraba en sus ojos,  impidiendo que estos vieran, poco menos que un leproso, sus labios agrietados se rasgaban, qué peso tan pesado, el de redimir el alma. El camino les llevó hasta un desfiladero, pintaba mal, entrar en ese atolladero.
-No quisiera entrar ahí.
-Mas no hay otro camino que seguir, no temáis joven noble, pero preparado debéis estar, desenfundar vuestra hacha, de seguro la tendréis que usar.
 Daniel obedeció ciegamente a su amigo, pues demostrado le había ya, su experiencia en el lugar.
 En mitad del desfiladero se vieron emboscados, por dos hienas, a cada lado.
-¡Rodrigo rápido! Espalda contra espalda, al igual que con las serpientes.
-Muy bien joven amigo, acabaremos raudo, no hemos de dejar, que acudan más.
 Las hienas infernales se lanzaron sobre sus presas agotadas por el desierto, Rodrigo paró las fauces de una con su escudo mientras arremetía con su espada en la diestra a la segunda que llegaba, esta atravesó a la criatura que ni se inmutó, mientras tanto en la retaguardia Daniel decapitó a la primera bestia con su hacha a la par que de una patada alejaba al segundo carroñero.
-¡Solo me queda una Rodrigo!
-He clavado mi espada hasta la empuñadura y nada.
-Yo le he cortado la cabeza.
-Claro Daniel, eso siempre funciona, más no fallaría, sin tierra en mis ojos, ya verías -Se quejaba el caballero pues el aire empolvado le pegaba de lleno, de su lado.
-¡A la de tres cambiamos! ...1...2...3
 Acto seguido nuestros amigos giraron en círculo en el momento oportuno en que las tres bestias se lanzaban, este giro las sorprendió, y de un tajo cada uno, una cabeza cortó, los dos amigos se volvieron, mirando a la hiena que quedaba, esta astuta carroñera, salió por patas.
-Jaja corre cual cobarde, a encontrar consuelo, con su madre. Mirad Daniel, el final de este infierno próximo está, allí lo veo, se acaba ya.
 Daniel se quedó parado, sentía una opresión en el pecho muy grande, una angustia infinita.
-Espera Rodrigo, algo me está pasando.
-Sentaros descansad.
 Daniel se sentó y vio frente a él un monte lleno de cruces, al ver este se sintió aliviado.
-¿Qué hay encima de ese monte Rodrigo? Siento que algo me está llamando.
-Vé, pues alguien te está esperando, es la prueba de este infierno, más no estás preparando.
-He pasado las anteriores, ¡¿Qué mal puede ser tan malo?!
-No preguntes mi señor, no preguntes.
 Daniel subió al monte envalentonado.
-¿Quien hay aquí? ¿Quien me está buscando?
 El joven alzó la vista y vio que en las altas  cruces personas clavadas, con cientos de clavos, de entre todas ellas, una mujer empezó a gritar. Daniel se dirigía  hacia ella cuando Rodrigo lo agarró.
-No vayas Daniel, no vallas, que ese sitio maldito está, abrirá una brecha en tu alma, que jamás lograrás cerrar.
-Dejame Rodrigo, quiero ver quien es esa mujer.
 El caballero soltó a su amigo, cuyas palabras no quiso escuchar, ahora se toparía de frente, con la cruda realidad.
-¡Madre! -Dijo Daniel con voz temblorosa, pues tan solo una foto, vio una vez.
-¡Aléjate de mí hijo del diablo! -Gritaba la mujer clavada en la cruz, con cientos de clavos quebrando sus huesos.
-Madre soy yo, tu no me reconoces, pero yo al crecer te busque, removí cielo y tierra pero tan solo encontré una tumba.
-¡Te odio!  ¡fuera de aquí!
-Madre se que este sitio nos cambia, ¡al menos me debes una respuesta! -Gritó Daniel rompiendo a llorar. -¿Porque me abandonaste? ¿Porque te deshiciste de mi? ¡Te busqué! ¡Investigue mucho! ¿Porque ni una vez me miraste a la cara?
 La madre de Daniel dejó de gritar y mirándole a la cara con una mirada de odio infinita contestó:
-Sois fruto de una violación.
-No… -Dijo con voz tenue Daniel desconcertado.
-¡Si! ¡Así es! Ahora al verte la cara veo la del repulsivo de tu padre, agarrando mis brazos fuertemente contra el suelo, al igual que estos clavos en el madero…
-Para…
-¡Sí! su miembro me partía, cuerpo y alma desde aquel día, mientras él gozaba y reía, más no querría, que este clavo en mi coño, me la recordara, noche y día.
-¡VASTÁ! -Se rompió Daniel, cayendo al suelo abatido, en un mar de lágrimas, ahogándose a sí mismo. -¿Qué puedo hacer yo? si te odiado y amado sin conocerte, si te he buscado, para tan solo quererte.
-Nunca olvidé su cara, jamás su peste a alcohol, ¿y ahora llegas tú, para hablar de amor? me das asco, como él siempre me dió. Tan solo encontré consuelo en las drogas, y una sobredosis me mató.
 Rodrigo se acercó a su amigo para ayudarle a incorporarse.
-Que razón tenías amigo, qué razón, no me levantes, aquí, moriré yo.
-No seas insensato, que esto bien lo sé yo, tú no eres como tu padre, ¿porque has de pagar tú? más ese ser no es tu madre, la verdadera aparecerá, si de su pecado la puedes liberar.
-Rodrigo escucha…
-¡No! vos valéis mucho joven amigo, y aunque me costase la vida, te alzarás conmigo.
 El caballero puso en pié a su compañero y con voz muy firme gritó a la mujer:
-Decidme ¿Cual es vuestro pecado?
-No me he perdonado, el haber odiado, a la vida, que he alumbrado.
-¿Cómo la puedo liberar de ese pecado?
-Con compasión, perdón y amor del mismo lado.
 Daniel en pie aunque abatido se acercó a la cruz donde yacía clavada su madre, y mirándola a la cara, con sus ojos rebosantes de lágrimas a la vez que besaba sus pies ensangrentados le dijo:
-Madre, yo siempre te he amado, te perdono, y te libero de tu pecado. Más no soy digno de llamarte madre, que afortunado, si te hubiera llamado.
 De repente la cruz empezó a brillar y de esta descendió, otra figura, sin igual. Esta era blanca cual rayo de sol, regalando amor y calor.
-Daniel, mi hijo Daniel, gracias por haberme perdonado, medio inframundo ya has cruzado y salvado mi alma, trás haberte abandonado, borrados están los malos recuerdos, todos ellos, tan solo una luz me ilumina, la de Daniel, y su guía.
-Aquella luz blanca, con forma de mujer, ascendió al infinito, pero la volverás a ver.  
-Gracias por ayudarme Rodrigo.
-No me las des.
-¿Cómo sabías que esto me sobrepasaría?
-Vaya, aquí el noble se creé que es el único con problemas familiares, todos nos acabamos enfrentando aquí a nuestras raíces más oscuras.
-Esto es lo que me dijiste al principio de nuestro viaje, “te enfrentaras a tus pecados y los de tus padres, pues los pecados del padre son los pecados del hijo” a esto te referías ¿verdad?
-Así es Daniel, así es.
-¿Significa eso que me encontraré con mi padre?
-Probablemente joven noble.
 Daniel quedó en silencio durante todo el camino, hasta que pasaron al siguiente infierno.


















Capítulo 9

                                      EL INFIERNO DE LOS ESCLAVOS

 Nuestros amigos llegaron a un nuevo infierno, era una cantera gigantesca, en la cual los hombres, barriga abierta, arrastraban con sus tripas, grandes rocas, entre gritos de agonía, que ensordecían, sus oídos, noche y día, al compás de los latigazos que recibían, por parte de unos seres, que de Humanidad carecían, pues eran carneros, gigantes y negros, estos andaban a dos patas, mientras con sus manos de hombre, flagelaban a los miserables, que vagaban por las estancias, pues no hay descanso para un esclavo, en este infierno desarmado, pues transitan almas imperdonables, asesinos violadores, son incontables.
-Esto es repulsivo Rodrigo, ¿Qué clase de infierno es este?
-Este es el infierno de los esclavos, donde caen las almas de peores calañas, asesinos violadores y pederastas, estas almas son esclavizadas, por toda la eternidad, a arrastrar con sus entrañas, el peso, de su maldad, flagelados por los carneros del infierno, más no se vayan a parar.
-Bueno, al menos sé porqué estoy aquí, conoceré a mi padre, el canalla violador.
-Que el odio no os consuma, mi señor, su castigo es justo, vos no lo haríais mejor.
-Tan solo dime como lo encuentro Rodrigo.
-Mirar en vuestro corazón, seguir ese sentimiento de angustia, que emana de vuestro interior.
 Daniel y su amigo deambularon por este infierno, por toda la cantera, sin acercarse demasiado a los carneros, aunque no se inmutaban con su ardua tarea, de pronto algo alertó a Daniel, empezó a sentir las mismas emociónes que sintió cuando encontró a su madre, estas no eran para nada, agradables, pues una angustia inmensa detenía dos corazones.
-Darme vuestra espada Rodrigo, está más afilada.
-¿Más para qué la queréis? matarlo sería redención, no justicia mi señor.
-Aunque no lo creas, viejo amigo, justicia es, lo que le daré yo.
-Daniel, no sé si os habéis fijado, que empezáis a hablar como yo. El joven que se reía de mi jerga jaja
-Eso es porque os admiro, entre tanta maldád, y no os habéis corrompido, hoy por hoy, sois más que un amigo, un ejemplo a seguir, que no caerá en el olvido, pues no ha habído un padre, que me acompañara en la vida, pero he encontrado uno, que gran ironía, en lo profundo del infierno, vela por mí, noche y día. Gracias Rodrigo, padre y amigo. ahora pues, darme la espada.
-Aquí tienes, hijo mío del alma -Contestó Rodrigo, llorando de emoción, pues tras una eternidad de frío y dolor, volvió a sentirse vivo, volvió a sentir amor, el de un hijo encontrado, un ángel y su candor.
 Daniel ahora sí empuñó la espada firmemente y se dirigió hacia un miserable que portaba su carga, el carnero que a este azotaba se interpuso en su camino.
-¡Tranquilo ser del infierno! -gritó Daniel al carnero. -Más no he venido a liberar este alma, pues este mierda solo lleva, la mitad de la carga.
 El ser del infierno quedó estupefacto, al ver, como le hablaba ese mortal, aún más, cuando pasó por su lado, como si nada, y escalofríos el mismísimo demonio sufrió, cuando vió a este el cuerpo de un miserable mutilar, para con sus propias manos, las entrañas sacar, y a otra roca, estas, atar.
-¡Tú, pedazo de mierda, por dos, has de pagar tu pecado, una por la mujer que violastes, otra, por haberme engendrado! -Gritaba Daniel al paso que mutilaba al miserable para que arrastrara con sus tripas dos rocas en vez de una.
Rodrigo no podía mirar, el carnero observaba estupefacto, y al pasar por su lado le dijo Daniel al paso que el alma del padre se resquebrajaba en gritos y llantos.
-Gracias, ser del infierno, pues ahora cumple con sus pecados, más arráncale las tiras, de su piel, a latigazos. -Dijo Daniel al carnero que asintió con la cabeza, más aunque fuera un demonio, mostró entereza, a la par que respeto y destreza, pues ya había empezado a propinar sus latigazos, a diestro y siniestro,  pobre desgraciado.
-Vámonos ya Daniel, antes que seas más cruel. -Dijo Rodrigo.




Capítulo 10

                                                            LUCIFER

  Daniel y Rodrigo llegaron a un gran castillo, este parecía en ruinas, con torres caídas, y murallas sin puertas, tras estas en el patio interior, un mar de muertos les esperaba, más tenían miedo, diría yo, pues al caminar para intentar cruzarlo, estos se apartaban, a nuestro paso, no ofrecieron resistencia alguna, pobres miserables, que perdieron la cordura, al llegar hasta aquí, y no hayar cura, ahora nos abren paso, saben de la travesía tan dura, al cruzar el pasillo de los muertos, llegamos a una escalera, que conducía dentro, dentro del maltrecho castillo, donde había lujos, comida y vino.
-¿Qué es este sítio Rodrigo?
-La recepción del castillo, más no comáis ni bebáis vino, pues estos yacen malditos, una prueba más, que debéis de superar, el hambriento o sediento, no podrá pasar.
-Una pena, está tó de rechupete.
-No miréis joven amigo, pues tiempo habrá, de llenar vuestra barriga, al regresar.
 Al fondo de la enorme mesa de manjares, se encontraba un misterioso, personaje, con buen aspecto y blanco traje.
-Bienvenidos a la recepción, estaréis exhaustos, sentaros y relajaros -Dijo el extraño muy educadamente, era un alma tan bella que irradiaba luz y calor en la fría y oscura habitación.
-No escuchéis joven amigo, pues este, no es un maldito, sus manos yacen blancas, como el palmito.
-Si no es un maldito, ¿quien és? ¿Qué hace aquí?
-Me presentaré como “dios manda” jaja, me llamo Lucifer. -Un estruendo sonó en la estancia al mencionar ese nombre.
-¡¿Lucifer?! ¡¿El Diablo?!
-Por favor por favor, no soy tan malo.
-¿Entonces eres tú el rey del infierno?
-No, os estáis equivocando, el rey está tras esa puerta, al otro lado. Yo soy el Dios del infierno, aunque esté feo decirlo.
-Bueno si eres un “dios” tienes poder para ayudarme, para devolverme a mi tierra.
-si si si si si, y de eso quería hablarte, al igual que tú, soy un hombre de negocios, creo que podríamos llegar a un acuerdo, firmar un contrato, después de todo somos civilizados.
-¡No le escuches Daniel! -interrumpió Rodrigo.
-Tú cállate carcamal, o desaparecerás en un “plis plas”, anda ya hasta me salen rimas como a tí, jaja
-Tranquilo Rodrigo, yo me encargo.
-Pero os engañará, es su cometido, o ¿acaso habéis conocido, alguien que con el trato, haya sido favorecído? ¡El rey está tras la puesta, joven amigo!
-Tranquilo, se que en este trato perderé si o si, pero me dedico los negocios, confía en mí, o ¿acaso crees que si no gana algo me dejará pasar?
-¡Bravo Bravo! Me gusta ese carácter, eres toda una caja de sorpresas Daniel, en serio, tienes actitudes muy “buenas” jaja, por ejemplo me dejaste de piedra cuando mutilaste a tu padre con tus propias manos, uff que subidón, esa fué la gota que colmó el vaso, después de haber matado al dragón y Asterión ya apuntabas a maneras, pero ver mutilar a tu padre no tiene precio, ahí fué donde me dije: “Lucifer tienes que fichar a ese chico” y aquí estoy, ofreciéndote una oportunidad de oro.
-No tienes porque recordarme lo que he hecho gracias, lo sé muy bien, dime los términos del acuerdo.
-Directo al grano jaja, cada vez me gustas más…
-Rápido, no tengo todo el día.
-En verdad tienes más que eso, tienes toda la eternidad, pero para que veas soy caballeroso no te haré esperar. Te quiero conmigo, eres especial, puedo devolverte a la tierra, y que vivas una vida plena, y deberías aceptar, porque se te acaba el tiempo, sisi jaja, por si no te has dado cuenta, ya estáis muerto.
-¡NO!
-Oh sí deberás, pero no quieres aceptarlo, piensa… siente dentro de tí… ¿Cuánto hace que no comes? ¿Cuánto hace que no bebes? ¿Cuánto hace que no duermes? ¿Cuanto hace…. que no respiras?... -Daniel se tomó cuenta que era verdad, no estaba respirando. -¿Cuánto hace que no sientes el latido de tu corazón? -Daniel puso su mano en su pecho y quedó aterrorizado, pues el Diablo tenía razón.
-¡El tiempo es efímero Daniel! ¡No le escuchéis! -Gritó Rodrigo para que reaccionase Daniel, y evitar que cayera en el influjo, de este ser. Lucifer enfurecido, con un gesto de la mano, lanzó a rodrigo contra un pilar, dejándolo aturdido, incapaz de reaccionar.
-¿Qué me dices? Puedo dártelo todo Daniel, una vida, riquezas, todo lo que desees.
-Una vida, no vale una eternidad, ofreces muy poco, para lo que pretendes reclamar, tengo el amor de Ana, nada mayor me puedes dar, ya poseo riquezas, mas no las quiero, de verdad, si no me devuelves a la vida, no pasa nada, pues mi corazón, latirá unido, al de mi amor, si no puedo salir, me quedaré sin decir nada, más he colmado de dicha, mi alma.
-Eres un estúpido Daniel, no quieres aceptar porque crees que ese carcamal o el rey te podrán ayudar, más no es verdad, al cruzar esa puerta abatido caerás, al ver que no hay rey, que te espere detrás.
-No le escuches… -Volvía a decir Rodrigo al paso que se incorporaba del golpe.
-Además Daniel, no te dejaré pasa.
-Si, si lo harás, pues te ofreceré algo que no podrás rechazar, tu ganaras algo y yo podré continuar, si no aceptas tú el trato, pues aquí me quedo, tu perderas, al igual que yo, más a mí, me da igual.
-Y ¿Qué es eso que ofreces? -Preguntó Lucifer.
 Daniel extendió su mano, ofreciéndole a Lucifer lo que había cosechado, la esencia de su alma limpia, de pecado, pues estos estaban redimidos ya, el paseo por el infierno,ahora sus frutos da.
-Que maravilla de ejemplar eres Daniel, un tratante sin igual, donde los den, dispuesto a aceptar tu oferta estoy, más no olvidéis, que paciente soy, y naciste de la semilla del mal, un mal, que no podréis enmendar, escrito está que volveréis a pecar, más os estaré esperando, cuando volváis a pasar.
 Lucifer fué a estrechar su mano para sellar el trato, cuando de repente Daniel retiró la suya.
-Este acuerdo es sin letra pequeña, Lucifer os daré toda mi esencia, más dejarme suficiente, para cruzar esa puerta.
-Hecho -Dijo el diablo, al paso que le dió su mano.
 En ese momento subcionó casi toda el alma de Daniel, que cayó al suelo agotado, el demonio se marchó con una sonrisa y mucha paciencia, Rodrigo acudió de inmediato para ayudar a duras penas a Daniel a ponerse en pié, este yacía completamente calcinado.
-Vamos amigo, un poco más, el rey espera al otro lado. -Dijo el caballero con su amigo apoyado sobre sus hombros, al paso que le acompañaba, a la última estancia de su viaje, al que este llega, aunque no ande.
















Capítulo 11

                                                EL REY DE MI INFIERNO

 Los dos amigos entraron en los aposentos reales, tenuemente iluminados, por lámparas y candelabros, de fría piedra toda la estancia, al subir unas polvorientas escaleras, un altar, y un trono, sin ocupar. Rodrigo quedó paralizado, al ver la estampa de esa estancia, mientras Daniel que apenas podía alzar la vista, se soltó de su amigo al ver que este no caminaba, subía las polvorientas escaleras a rastras, mientras repetía una palabra, “magestad”, al subir a lo alto de estas, hizo acople de fuerzas, para ponerse en pie, y ver la cruda realidad, que allí no hay nadie, el rey no está, ya dijo Lucifer, que no lo iba a encontrar, tan solo, delante del trono, una corona, depositada en el artal, ¿Qué significa este final?
-¿Qué ocurre aquí Rodrigo? ya no entiendo ná ¿Dónde está el rey tan buscado? ¿Dónde está?
-No hay rey, eso está claro, tan solo esa corona,que sugetáis con la mano.
-Parece que pone algo escrito, no se puede descifrar.
-Esto es un acertijo,que vos debéis averiguar. -Contestó Rodrigo.
-Una habitación, una sala real, un trono vacío, frente él, un altar, este con una corona, como nueva está, si vos sois el caballero… En el trono yo, me he de sentar, pues yo soy el rey de mi infierno, eso nadie lo puede cambiar.
-Muy bien Daniel, lo habéis descifrado, mejor no lo hice yo, poneros pues la corona, intentar volver, con vuestro amor.
 Acto seguido el joven colocó la corona en su cabeza, sintió su poder, su esplendor.
-¡Puedo oírla Rodrigo! ¡Puedo oír a Ana! me esta llamando, no solo eso, me está reanimando, siento sus manos en mi pecho, bombeándo mi corazón, no me ha dado por perdido, tampoco lo haré yo. ¿Cómo vuelvo Rodrigo? ¿Cómo vuelvo?
-No podéis si no os preparáis para la ascensión.
-No te entiendo amigo, no te entiendo.
-Lucifer aceptó vuestro obsequio, pues así dejó vuestra alma corrupta, así no podréis escapar, más de mil almas deberéis cosechar, o un alma con mil años al menos…segar.
-¿Qué estás diciendo Rodrigo?
 El caballero dejó caer su cota de malla, y sacó de su cinto una daga.
-Ha llegado el momento joven amigo, de que cumplas pues, con tu destino, un favor os pedí, al comenzar este viaje, más no os lo quise decir, hasta más adelante.
-”Tu redentor” es como me llamastes.
-Así es Daniel, yo al igual que Asterión, vivo en una prisión, más ansío la redención, os ofrezco mi ser, por esta noble causa, cojed esta daga y clavarla, en lo más profundo de mi alma, mi esencia reparará vuestra alma, y emprenderéis vuestro viaje, hacia vuestra amada.
-Rodrigo ¡No puedes pedirme eso! ¡No puedes pedirme que te mate!
-No os lo pido, os lo ruego, llevo ya una eternidad en el infierno, necesito hallar, algo de paz, no pasar más noches en vela, apoyado en mi espada dispuesto a matar, a cientos de miserables, que no paran de molestar, por cien infiernos ya he vagado, y no sé cuantos más, tan solo sé que quiero redención, tan solo sé que quiero paz, un orgullo ha sido, el haberos acompañado, orgullo como ninguno en el mundo, pues quién me iba a mí a contar, que aquí encontraría un amigo, de verdad, muy feliz me habéis hecho ya, más no debéis demoraros más, tan solo pido, dar sentido a mi final, si con esto además os ayudo, no puedo pedir más.
-¡Me niego Rodrigo no! ¡No os hacerquéis más!
 El caballero se acercaba a su débil amigo, ponía la daga en su desnudo pecho…
-¡NO RODRIGO NOOOO!...
-Adios amigo, parte de mí… irá contigo. -Dijo el caballero antes de lanzarse en un fuerte abrazo hacia Daniel, empujando así el acero contra su pecho, regalando su alma, al completo.
 Entre un mar de lágrimas su alma se aunó con su amigo, lanzandole un susurro, al oído, “lleva mi espada contigo” a medida que la esencia calaba, el cuerpo de Daniel se curaba, dispuesto a emprender el ascenso, volando espada en mano, como el viento.

Capítulo 12

                                                         EL ASCENSO

 La corona le dió alas a Daniel, surcó el cielo del infierno volando, directo hacia el techo, este tenía forma de embudo, terminando en un túnel estrecho y oscuro, al final de este había luz, y de esta una dulce aunque agitada voz le llamaba, este ascendía a toda velocidad, portando su espada, como le dijo Rodrigo, en su último suspiro, Daniel volaba dejando a sus espaldas, una estela, de lágrimas, “Ya estoy cerca, ya voy Ana” no paraba de repetir el joven, al encuentro con su amada, más no imaginaba, lo que a su encuentro se acercaba, un gran ser encapuchado, en sus manos, una guadaña, este ser era la muerte, una parca, salió cortando su camino, salió de la nada.
-¿A dónde creés que vas? De mi nadie puede escapar.
-Voy al encuentro de mi amor, nada me lo impedirá.
-¿No sabes con quién estás hablando?
-Con un saco de huesos, y polvo mundano, pues soy el rey de mi infierno, y haré todo lo que esté en mi mano, para acabar este viaje, con quién siempre he amado.
-No sois más, que un simple mortal.
-No hay tiempo de vacilar, si te interpones, este mortal, te decapitará.
 La parca atacó al joven, con un giro de su guadaña, más no sabía del coraje, que poseía ésta alma, pues se zafó hábilmente, dando un tajo permanente, decapitó a este ser, que aún así se movía, más en el siguiente golpe, no fallaría, pues hincó la espada, en el pecho de la criatura, hasta la empuñadura, ahora sí, prosiguió su ascenso, cruzando el umbral, entrando en su cuerpo, momento en el cual, despertó como de un mal sueño, vivo y junto a su amada, que yacía preocupada, este se echó a sus brazos.
-No pasa nada, ya he vuelto, no temas Ana.
-Creí que te había perdido -Decía su amor entre Lágrimas.
-No temas, ya ha pasado, jamás me iré, de tu lado.

Capítulo 13

                                                EL MUNDO REAL

 Daniel había pasado ya, varios meses, en el mundo real,  o este lado del velo,  como lo queráis llamar, llevaba muchas noches sin dormir, ya, no aguantaba más, había invertido su fortuna, en casas de protección oficial, intentando enmendar el pecado, que le arrastró, en un pasado, había limpiado su conciencia, más el sueño, no conseguía conciliarlo, pues había vivido horrores, incapaz de imaginarlos, más peor aún, era sentirse vacío, no sentir emociones, lo volvían inhumano, de madrugada, se levantó como cada noche, a echar un trago, sentado en su sillón, contemplando las ascuas de un fuego, que ya se había apagado, esta vez, tenía abierta la ventana, y de una suave brisa, curiosa forma tomó la cortina, de esta silueta una voz habló.
-Buenas noches joven noble, buenas noches bien hallado, ¿Qué os pasa con el sueño, que no podéis conciliarlo?
-¡Rodrigo! -Gritó Daniel sorprendido.
-¡Si! más no os alarméis muchacho, pues desde la vigília os estoy hablando.
-¿Qué me pasa Rodrigo? No siento nada.
-Vuestra alma está vacía, más deberéis llenarla, con gozos y alegrías, con el amor de un sol cada mañana, con cada bocanada de aire, y las carícias de vuestra amada, vuestra alma se ha roto, más podéis repararla, llenándola de cosas bonitas, amor y risas, que aquel que ama el calor de la vida, será feliz, noche y día, más encontrará, consuelo y paz, por toda la eternidad.
-Gracias amigo Rodrigo, aún desde otro lado venis a guiarme, contarme ¿Qué ha sido de vos?
-Ahora soy un espectro, vago de aquí a allá, ayudando a almas perdidas, a su camino encontrar, más no sintáis remordimiento, no debéis llorar, el infierno ya, alejado está, que no os de pesambre, a vuestro lado siempre, voy ha estar. -Después con un mal soplo de aire por la ventana, la silueta se desdibujó, solo quedó la cortina, y un agujero, en el corazón, agujero que Daniel,  sabría llenar, pues nunca olvidará a su amigo, Rodrigo Díaz de Vivar.

  Y aquí termina la historia, de aquél que yo pude ayudar, en su travesía por el infierno, travesía sin igual, andar con cuidado amigos, por los senderos que os podéis encontrar, pues no es fácil salir del infierno, más fácil aún, sucumbir al mal.